miércoles, 10 de marzo de 2010

SORORIDAD

Os regalo una palabra: sororidad, solidaridad entre mujeres. Me la regaló una gran mujer, Marcela Lagarde antropóloga y filósofa, en la primera página de la segunda edición de Género y Feminismo, (Desarrollo humano y democracia, 1998); me la volvió a regalar en la edición de Claves feministas para el poderío y la autonomía de las mujeres que editó el Instituto Andaluz de la Mujer en 1999.
La sororidad está basada en el mutuo reconocimiento de autoridad entre las mujeres. Recomienda oír atentamente a cualquier otra mujer que habla, independientemente de su ideología y de sus creencias. Por tanto, la propuesta de Marcela es la sororidad como pacto político entre mujeres. Contiene un sentido filosófico que se opone a la opresión de género y cualquier otra forma de opresión sobre la tierra. Es por tanto un pacto basado en el reconocimiento a la diferencia, en el hecho de ser diferente y no en el hecho de pensar igual.
La sororidad profundiza en la afectividad entre las mujeres, contrapuesta a la hostilidad que históricamente se propició entre iguales. Para entenderla hace falta separar la herencia cultural que nos han transmitido, de manera crítica, desmontar todo lo que nos han comunicado y que nosotras mismas hemos transmitido. Hemos de empezar a sentir que los procesos de socialización vividos no son intocables y que la herencia cultural es un legado que puede ser criticado y decostruido.

3 comentarios:

Elena dijo...

Preciosa y enorme palabra compañera, lástima que sea tan desconocida. Pero ponerla en práctica tiene su recompensa.
Un saludo.

Unknown dijo...

Me gusta esta palabra, demasiadas veces las mujeres nos convertimos en enemigas. Sea por la historia vivida O los hábitos tan instaurados en la sociedad machista, pero ocurre, .Esperemos que esta "sororidad" se extienda

AURORA GÁMEZ ENRÍQUEZ dijo...

Gracias Elena y Ane por vuestros comentarios. Conozco a muchas amigas que practican la SORORIDAD como yo. El resultado es sorprendente. Se nos ha tachado demasiadas veces de ser competitivas entre nosotras, ese modelo que nos impuso el machismo se está viniendo a bajo precisamente por nuestra lucha soridaria.
Un abrazo.